Antes de hablar de
Las Troyanas será necesario saber la situación psicológica y política y económica de Atenas.
La ciudad que ayudó a los griegos orientales, acabará siendo un monstruo que devoraba a sus propios hijos.
Atenas y Esparta formaron una alianza llamada "Liga de Delos", porque en esa ciudad se concentraba dinero y las reuniones políticas de todas las ciudades que formaban parte. De momento parecía que todo iba bien, pero muchas fueron las causas que fueron transformando esa Liga en un imperialismo ateniense, donde los aliados pasaron a ser súbditos atenienses. Evidentemente Atenas tiene la supremacía por su flota, por su ejército y porque se transforma en el centro más grande Grecia, con el desarrollo de la producción de mercancías y del comercio marítimo. Los demócratas del mediterráneo griego simpatizaban con la democracia, de manera que los atenienses encuentran partidarios en todas partes. Atenas ha tomado la determinación del cobro y distribución de los "foros", el tributo que cada ciudad debe aportar sino podía aportar hombres o naves a la Liga. La situación de los aliados se podía dividir en dos categorías: los que toman parte de las operaciones bélicas porque tienen fuerza militar y los que pagan, dinero que cobra directamente Atenas, de manera que podían construir naves que pasaban a engrosar su flota, por eso acabaron no teniendo rivales.
Como consecuencia del poder creciente, Atenas empieza a inmiscuirse en los asuntos internos de las ciudades aliadas, y si no le gustaba lo que veía, los sometía a su control. Así se transforma la Liga Délica en una unión estatal centralizada, encabezada por Atenas.
La política imperialista de Atenas se desarrolla de la siguiente manera: enviaba una flota, ponía guarniciones que podían ser temporales o permanentes, confiscaba las tierras a todos los autóctonos i las poblaba de clonos armados: los clerucos, que aplastaban cualquier intento de resistencia. Así ocurrió con la isla de Naxos, con Tasos, con Melos. En Calcis, en Eubea, se encontró este decreto de la asamblea popular ateniense:
"toda la ciudad de Calcis habia de jurar que no se levantaría nunca contra el pueblo ateniense ni de hecho, ni de pensamiento, ni de palabra, que desobedecería a quien intentase rebelarse, y que, si alguno lo hiciese, se le comunicara inmediatamente a los atenienses", "todo ciudadano calcídico se compromete a pagar el foros, ser aliado honesto y fiel al pueblo de Atenas, prestarle ayuda, defenderlo y obedecerlo."
Esta es la Atenas de Eurípides, esta es la angustia que subyace en toda la tragedia de Las Troyanas. Representada poco antes de la catastrófica expedición contra Sicilia, muestra la guerra con todo su horror y a través de las mujeres, pero no sólo describe el dolor de los vencidos, sino también que la guerra es una crueldad inútil y sin sentido, tan embrutecedora para el vencido como para el vencedor. Obra llena de amarga ironía por la política ateniense, aquella admirada democracia que había pasado a ser un imperialismo atroz, aquella que había sido la defensora de la igualdad-
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