Roma expulsa a los reyes iniciándose la República, vista como el inicio de la
libertas, la libertas de los patricios, claro; porque a partir de ese momento extiende su poder primero a toda la península Itálica, luego caerán Sicilia, Península Ibérica, norte de África -Cartago-, Numidia, y finalmente el Mediterráneo oriental. Si bien con la toma del sur de Italia, ya había entrado en contacto con la cultura griega, pero en el 146 domina la Grecia continental, es decir, se encuentran en las manos la cuna de la civilización occidental.
La reacción fue muy compleja, pero puede verse por sus principales rasgos la ambivalencia en que era concebida:
- -estaban orgullosos de sus logros militares
- -sentían cierto desprecio por los griegos pues los habían vencido
- -compartían la misma reverencia de los griegos hacia los logros de los antiguos griegos.
Esta ambivalencia explica las palabras de Horacio:
Graecia capta ferum uictorem cepit, et artis intulit agresti Latio.
Estas premisas hicieron que se propusieran crear para sí una cultura también digna. Y para ello necesitaban que estuviera escrita en latín, no en griego.
Ahora los romanos creían que su cultura podía compararse con lo mejor de los griegos. Este veneración por los griegos contrasta con los ataques constantes hacia ella, por ejemplo, Juvenal que los llamaba
graeculus esuriens, muestra del desprecio aristocrático que sentían por los griegos modernos considerados decadentes. A pesar de ello se encuentran griegos en Roma: Polibio, Posidonio, Partenio o Filodemo, en paralelo también conocieron las expulsiones, la quema de sus libros, etc. En relación a los griegos, los romanos vivían en constante contradicción; si quema libros Catón el censor, Cicerón dice:
"Gobernamos una raza civilizada, de hecho la raza de la cual se cree que la civilización ha llegado hasta los demás y a buen seguro debemos proporcionar los beneficios de la civilización ante todo a aquellos de los que la hemos recibido. Sí, lo digo sin vergüenza, especialmente ya que mi vida y recuerdo no deja lugar a sospecha de indolencia o frivolidad: cuanto he logrado lo debo a los empeños y disciplinas que nos han sido transmitidos en la literatura y enseñanzas de Grecia. Por tanto, bien se puede considerar que tenemos una deuda especial con este pueblo, por encima de nuestra obligación para con la humanidad; educados en sus preceptos, debemos querer exhibir cuanto hemos aprendido ante los ojos de nuestros educadores." (Cicerón, Ad Quintum, I,!)
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