¨Απταγη, μαθητοι!


DOMINGO 27 DE FEBRERO DE 2011

¨Απταγη, μαθητοι!

«Venite ad me omnes qui stomacho laboratoratis et ego restaurabo vos»

Una modestísima caupona o un pandokeion, a cargo de una stabularia que desea para sus huéspedes, buen alimento y sobre todo alegres disquisiciones.
Se inicia con un poco de miedo ¿sabremos hacerlo?¡Hay tantas maravillas sobre la tierra!
Pero Baetulo fue la responsable, ella nos sorprendió y entendimos que nuestra sorpresa podía ser transmitida a los demás.
Vale, Baetulo! A través de ti, iremos haciendo camino, como los peregrinos, de la montaña al mar, parándonos aquí o acullá para saborear durante
el trayecto nuestro buen vino y nuestro buen pan reconociendo en cada descubrimiento que "estamos en casa".

martes, 6 de diciembre de 2011

LA SATURA DE DÉCIMO JUNIO JUVENAL


Sátira VI,
Crítica a las mujeres ricas:

"Una mujer lo aguanta todo, no encuentra nada vergonzoso, en cuanto ha podido colocar alrededor de su cuello verdes esmeraldas y cuando ha prendido de sus orejas distendidas unos grandes pendientes.
Nada hay más inaguantable que una mujer rica. Fea y de aspecto ridículo, su rostro está hinchado por una capa de miga de pan o bien huele a pomada de Popea; aquí se pegan los labios del pobre marido. Sin embargo, a su amante se presenta con la piel bien lavada. ¿Cuándo les interesa aparecer hermosa en casa? Los perfumes se fabrican para los amantes, para éstos se compra todo lo que nos enviáis hasta aquí, indios de cuerpo enjuto. Finalmente descubre su rostro alquilarse la primera capa de maquillaje; empieza a ser reconocida; entonces se lava con la leche por la cual sería capaz de llevarse consigo una recua de asnillas hasta el polo hiperbóreo, si allí la desterraran. Ahora bien, este rostro que se cubre y se cuida con tantos y tan variados potingues y recibe tantos emplastos de harina cocida y húmeda ¿debe calificarse de rostro o de úlcera?
No está de más conocer a fondo qué hacen y en qué se ocupan a lo largo del día. Si por la noche el marido le ha vuelto la espalda, ¡pobre de la administradora!, las esclavas encargadas del embellecimiento tienen que bajar sus túnicas (para ser azotadas); se acusa al esclavo Liburno de haber llegado tarde y se ve obligado a pagar por el sueño ajeno; a un esclavo le rompe las varas en las espaldas, a otro le levanta ronchas el látigo, a otro, los correazos."
 Una crítica ácida y virulenta, impía,. bueno más impiadosa será la de Horacio, que ya colgaré en otro momento. Quién puede ser el autor? Juvenal. Este curioso individuo que observa Roma, la ciudad y la ciudadanía que tanto ama, desde una posición marginal. Él, itálico, se siente "ninguneado" -para usar una palabra que está en boca de políticos y profesores, aunque a mí me produzca cierto malestar-, " y vienen los de fuera y nos quita el trabajo, y nos quitan también esa maravillosa relación que teníamos con el patricio, el divino dominus, el que nos da cargos y, con el saber hacer tan propio de la auténtica sangre azul, sabe darnos nuestra parcelita de poder, y no esos recién llegados, o esos libertos pomposos, gordos "piojos resucitados", que nos desplazan porque dominan el arte inmundo de la adulación."
 Pobre Juvenal! se lo debió pasar tan mal que usó la pluma para retratar a esa sociedad de la que tanto deseaba tomar parte pero que le volvía la espalda. Todo está mal, creo que podría resucitar y aún se llenaría más de espanto. Como todo individuo de clase media que quiere escalar socialmente y la propia sociedad se lo impide, es decir, encontrándose  merecedor de lo mejor, se considera maltratado y eso lo convierte en un vocero anti-anti, casi podemos decir que se le oye el rechinar de dientes.
Pero, a pesar de sus fobias, que son múltiples, es imposible que no nos haga sonreír, y despierte interés. Hay que seguir leyéndolo para decir, como una alumna mía: "¿pero, es que no encuentra nada bueno?."
Tuvo una larga vida porque conoció el final de los Julio-Claudio y murió en tiempos de Adriano, la época de mayor (hasta cierto punto relativa) felicidad del autor.

Décimo Junio Juvenal nació en Aquino hacia el año 60 d. C. (S. I d. C.). Fue abogado y maestro de retórica, ocupó cargos políticos de poca importancia y empezó a escribir sátiras ya a edad avanzada, finalmente murió desterrado por el emperador Adriano en el s. II d. C. Es el único gran representante de la sátira latina. Publicó 16 sátiras en cinco libros. Juvenal como satírico representa la antítesis (lo contrario) de Horacio. Maneja el verso con soltura y habilidad. De sus sátiras proceden las más célebres frases que se nos han transmitido en lengua latina como “mens sana in corpore sano, panem et circenses…” En su estilo estoico son frecuentes las antítesis y las hipérboles o exageraciones y su versificación es descuidada.












 

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