¨Απταγη, μαθητοι!


DOMINGO 27 DE FEBRERO DE 2011

¨Απταγη, μαθητοι!

«Venite ad me omnes qui stomacho laboratoratis et ego restaurabo vos»

Una modestísima caupona o un pandokeion, a cargo de una stabularia que desea para sus huéspedes, buen alimento y sobre todo alegres disquisiciones.
Se inicia con un poco de miedo ¿sabremos hacerlo?¡Hay tantas maravillas sobre la tierra!
Pero Baetulo fue la responsable, ella nos sorprendió y entendimos que nuestra sorpresa podía ser transmitida a los demás.
Vale, Baetulo! A través de ti, iremos haciendo camino, como los peregrinos, de la montaña al mar, parándonos aquí o acullá para saborear durante
el trayecto nuestro buen vino y nuestro buen pan reconociendo en cada descubrimiento que "estamos en casa".

sábado, 5 de marzo de 2011

ÈGARA- BAETULO


          
            SEXTIUM AD KALENDAS MARTIAS
            Si vos valetis,  ego valeo: Carissimi mihi. En el sextium ad Kalendas Martias, recién acabadas las Terminalias, un valeroso e intrépido grupúsculo “torrero” salió “a prima luce” hacia Baetulo, con el premiso del pater y antes de perder unos cuantos elementos significativos en otra misión en la que se les encomendó trae información sobre la planimetría de Lundinum et Camuludunum; parece ser que allí las calles no son como aquí ¿? En fin, no perdamos el hilo discursivo del commentarii. Volvamos a resituarnos… decía que se partió desde tierra ignota y “no hallada”, pudiendo pasar desapercibid@s entre el trajín de carros y carretas, que a esas horas aún había comercio rodado.
            El motivo de tanta discreción era conseguir información necesaria para edificar una ciudad, según la última moda instaurada -“hay quien dice que de Jaén…”-, por un tal Hipódamo, que no hipódromo, de Mileto. Eso es lo que se había oído decir, pero tierra adentro las noticias corren de boca en boca y, claro, llegan hechas un asco, así que, lo mejor era bajar prestando mucha atención a todo lo que se rumoreaba en tabernas y stabularias, porque nada mejor que oír y ver con nuestros propios ojos.
Tomamos por la Vía Augusta, es la más ancha y permitía que fuésemos cómodas, bueno, mis abuelos la llamaron Hercúlea, pero ya se sabe que todo cambia. Íbamos un tanto excitadas porque teníamos una ligera idea de la existencia de esa llanura gris verdosa que los naturales llaman mare; era normal cierta inquietud porque sabemos que nuestro más inmediato horizonte está formado por masas montañosas y algo de verde entre villas. Así que nos pasamos  el camino alargando el cuello todo lo que podíamos fuera de la carreta, no diese la casualidad que nos llevase en dirección contraria, pero no, no podía ser, el camino es de bajada, seguro.
            Nos recibieron los Licinio Sorpresa! Fuimos atendidas por el propio Quinto Licinio Silvano Graniano, cónsul hace un par de años y se dice que están emparentados con los Minicius de Barkino, el que ganó la carrera de cuadrigas en las Olimpiadas, no t digo más. Nos atendieron con exquisitez patricia. Como no conocíamos su domus, la domina inició el recorrido, haciéndonos admirar los mosaicos y sobre todo el atrio. La verdad es que, al llegar al peristylium para tomar horchata pre-musulmana, mientras los niños incordiaban lo suyo, que es lo propio, nos quedamos sorprendidas por la belleza del jardín y el buen gusto que tienen. Oscillas en los árboles, pinturas murales con pájaros y fuentes. Un verdadero placer.
            A mensas no nos quedamos, porque se dice que los Licinios Silvano tienen mucha afición a ir al vomitorio y nuestra misión era otra. Eso sí, tuvimos que ser acompañadas por un esclavo galo a las termas, realmente fue un acierto.
            “SALUTATITER DELECTO”: “me compazco en dar salud”. Sí, señores, fantásticas. Y muy baratitas, un as. Por suerte no tienen aún los pescaditos chinos, esos que se te exfolian pies y codos, se los han hecho traer algunos de los hispanos más snobs, -¿serían los que nadaban en el estanque? De los Licinios cualquier cosa es posible. ¡Por Pólux! Nosotras preferimos nuestro estrígilo y un buen pariente y,  en su defecto, un esclavo diligente. Mi hermanos Graco, siempre tuvo razón en eso, una persona que se precie, ha de tener alguien de confianza para su higiene personal… ¡un pez!, ¡Por Cástor!, si Dionisos, que hace su epifanía vía delfín, se entera el cielo va a caer sobre sus cabezas... No sé qué será la novedad del pescado pero había tanta gente que no cabía ni un alfiler y menos mal que los Licinios se han quedado en casa, porque ellos solos ya forman una legión.
            Hablando de Vía, ¡qué gusto atravesar medio mundo siguiendo la Augusta, siempre te sientes en casa…! ¡Y eso que se dice que los baetulenses o baetulanos son gentes muy, pero que muy importante!
            Es un verdadero placer que unos cuantos cientos estén debajo de nosotros procurando nuestro placer. Yo tuve que darle un par de manotazos a la torpe que pretendía meterme las carnes hacia dentro ¡a mí, que tengo una figura venusiana! Las niñas chapotearon a su gusto en la piscina, y también les fue administrado un buen masaje, realizados por esclavos recién llegados de Siracusa. Ay, me han dicho que les recitaban poemas de Safo, como quien no quiere la cosa…He hecho la vista gorda”, no vaya a ser que me den un disgusto, y ya se sabe que ojos que no ven... Hemos venido a investigar e investigaremos, no me dejaré llevar por la molicie.
            Después fuimos mirando tabernae por si algo nuevo había llegado de las colonias; en el ánimo todas teníamos deseos de gastar unos cuantos ases, y con lo poquito que habíamos pagado por la entrada, bien merecía la pena llegar algunas cosas no vistas en Ègara – lo que haremos por presumir las “torreras”.
            Menudo decumanus se gastan esos señoritingos, he de reconocer que la envidia me corroía, no hay peor cosa que ser de ruri. Demasiado ajetreo para mis años, demasiado gente y demasiados empujones, a pesar de golpear discretamente con el abanico y que el esclavo nos fuese abriendo camino. Un mar de gente taponaba todas las calles, hasta que callejeando distraídas vimos muy al fondo del cardo, una mancha azul más intenso que el del cielo, que lucía precioso. ¿Sería el mar? Tuve que atar corto a las muchachas, si por ellas hubiese sido se habrían lanzado a correr como esclavas perdiendo los buenos modos. Menos mal que soy una pedagoga vieja. Sí era el mar y lo disfrutamos con los ojos del espíritu. El regreso fue interesante, en el carromato subió un viejo rapsoda de cabellos largos y acento extranjero, tal vez de Hispalis. Nos amenizó con canciones de tierras que no conocemos pero que nos resultaron reconfortantes. La investigación fue un éxito: sí, tienen planimetría ortogonal, se lo tendremos que decir a los egarenses.
            En Ègara ya había obscurecido, pero nosotras llevábamos la luz del mar en las pupilas.


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